Carta enviada por el Sr. Mario Azzarini Scoseria al semanario "Búsqueda", en ocasión del "Día del Patrimonio" en Uruguay
Sr. Director
En estos dos días destinados a celebrar el contenido patrimonial de diversas obras Nacionales, he podido comprobar, no sin cierta tristeza, la fragilidad de la memoria humana. Tal vez más que fragilidad de memoria, las omisiones a las que me referiré, quiero pensar que se deban al desconocimiento de las mismas por parte quienes organizan estas importantes fiestas. Por eso siento la obligación de contribuir con algunas referencias que puedan en el futuro ayudar a corregir errores u omisiones.
La fiesta de estos días está destinada a homenajear a las tradiciones rurales y gauchescas así como a su arte en las ramas poéticas, musicales, y culturales en general, entendiéndose por cultura, las costumbres, tradiciones y formas de interactuar con el ambiente que los hombres poseen y realizan.
Se ha hecho, con justicia por cierto, especial referencia al primer poeta de la patria Don Bartolomé Hidalgo y a distinguidos payadores, poetas y escritores entre los que se cuentan Paco Espínola, Wenceslao Varela, Juan Pedro López, Silva Valdés, Ruben Lena, Morosoli y otros. No sin cierta sorpresa he notado la ausencia de menciones a las obras de Elías Regules, Juan de Nava, su hijo Arturo, Romildo Risso, Alfredo Gobbi, Mario Pardo, Atilio Supparo, Américo Chiriff, José Alonso y Trelles, Alcides de María….., aunque tangencialmente algunos de ellos como los De Nava y De María fueran mencionados en la semblanza de Juan Pedro López realizada por Daniel Vidart. Seguramente la lista es mas larga pero hay nombres que podrían haber merecido la distinción que se le asignó a la oncena de personajes destacados. Comprendo que haya habido que optar, como bien lo señalan los organizadores en sendos recuadros del suplemento editado el domingo 27, pero creo que hay personajes relevantes que no pueden ser soslayados y deberían sí haber estado en la memoria de los organizadores de estos eventos, dada la idoneidad que seguramente poseen acerca de la historia de la música y poesía criolla del Uruguay.
Sin pretender desconocer el valor de la obra de los artistas considerados en el homenaje, creo que las omisiones que he mencionado son importantes.
Pero tal vez la que más me ha sorprendido es la ausencia de menciones a quien en mi opinión constituye uno de los fenómenos artísticos de mayor relevancia (sino el mayor), que hayan surgido de esta región de la América del Sur. Me refiero a quien debió llamarse Carlos Escayola Oliva pero que por un sinnúmero de infortunados sucesos se autodenominó Carlos Gardel.
A Gardel se le conoce en el mundo entero como el Rey del Tango, apelativo al cual se hizo acreedor con todo derecho por haber sido el creador del tango cantado tal como lo conocemos hoy en día. Antes de Gardel nadie cantó tangos y después de él nadie pudo cantarlos mejor. Sin embargo sus inicios de cantor están en la raíz misma de la canción campera, de nuestro folklore, y por ello su obra debería haber sido mencionada y destacada a la par de la oncena titular
Entre la profusa temática y gama de géneros musicales que abarcó, se contabilizan más de 100 temas de raíz campera entre valses, canciones, estilos, tristes, zambas, tonadas, cifras, cuecas, rancheras, chacareras, vidalitas y gatos.
Estos inicios coinciden con su adolescencia, en un período que podemos situar en los albores del siglo veinte, cuando el joven e indocumentado muchacho que había sido arrancado de su hogar natal y llevado a Montevideo primero y a Buenos Aires después emprende la búsqueda de sus raíces y el reconocimiento de su familia de sangre.
No voy a entrar en la historia del origen de Gardel, que hoy gracias a investigadores de la talla de Erasmo Silva Cabrera, Eduardo Paysse González , Nelson Bayardo, Ricardo Ostuni y Martina Iñiguez, hemos podido conocer y hacer conocer al mundo entero. Simplemente quiero destacar que sin desmedro de reconocer a la Argentina y en especial a Buenos Aires como su patria artística, sus inicios de cantor así como su origen tienen una raíz tacuaremboense y en definitiva, uruguaya.
A caballo entre los siglos 19 y 20 (1898 – 1901) Gardel adolescente escapa del cuidado de Berthe Gardes a cuyo cargo había sido confiado por el Coronel Escayola y retorna a Montevideo y a Tacuarembó. En esas ciudades conoce respectivamente a Arturo de Nava autor de El carretero, y a Luis Villarrubí.
Nos cuenta Silva Cabrera :“ En 1901 Gardel se encuentra en la villa de Tacuarembó, habiendo conseguido trabajar como ayudante de cocina en el Hotel Español (Fonda Gaye) donde se hospedaba Luis Villarrubí, maestro de canto y uno de los fundadores de la Sociedad Criolla Dr. Elías Regules. Sería él, quien a pedido de Carlitos de que le enseñara “esas cosas lindas que Ud. canta”, le habría hecho conocer estilos y tristes de Elías Regules. Se cuenta que Villarrubí lo llevó a cantar en asambleas políticas como “gancho” para arrastrar paisanos a esos actos en vísperas de elecciones nacionales. El Sr. Luis Dini, director de una emisora radial de Tacuarembó confirmó que un cartero de ese pueblo le confesó que , “había escuchado cantar a Gardel en Paso de los Toros”.
De Elías Regules, Gardel sólo grabó el estilo Mis Espuelas pero seguramente interpretó varios de sus tristes que no alcanzó a grabar. Son sin embargo numerosas las obras de raíz gauchesca que recopiló, quizás del folklore popular de la época en que el anonimato era moneda corriente, grabó y probablemente también creó por si mismo.
Con el ánimo de contribuir al conocimiento de las mismas por los más jóvenes y también de los amnésicos he confeccionado la siguiente lista.
El tema más emblemático tal vez sea El Tirador Plateao o Sos mi tirador Plateao, grabado en tres oportunidades, la primera de ellas para el sello Columbia en 1912. La letra de dicho estilo, atribuido al dúo uruguayo Gardel-Razzano, pertenece en realidad a otro uruguayo de apellido Orozco y puede considerarse un clásico de la canción campera del Uruguay. De esa misma época y atribuidos al mencionado dúo de compatriotas, son los estilos La Mañanita, Pobre Madre, Me dejaste, Palanganeando, Pobre Flor ( más tarde llamado El Cardo Azul), La Mariposa, El Almohadón, el vals En vano y la cifra Yo sé hacer.
Ya más avanzadas las técnicas de grabación, Gardel reeditó algunos de estos temas y agregó otros de inmenso valor poético y musical, como lo son las obras de El Viejo Pancho ( Hopa, Hopa, Hopa, Como Todas, Insomnio y Misterio), algún tema de Silva Valdés como Clavel del Aire, Murmullos del Dr. Juan C. Patrón, el estilo Mis Espuelas de Elías Regules, El Rosal de Mattos Rodríguez, Gajito de Cedrón, La Tropilla y Hay una Vírgen de Mario Pardo, El Carretero de Arturo de Nava, El tango Flor Campera de José María Aguilar y Juan Pedro López, China hereje y Para quererte nací de J.P.López, Delirio gaucho de Alfredo Gobbi, Ya pa’ qué? De Atilio Supparo
La cantidad de temas criollos del repertorio de Gardel supera las 100 obras pero he incluido sólo en esta lista los que son de origen uruguayo. Sin embargo por el sólo hecho de pertenecer al repertorio gardeliano y por su difusión, obras como Apure Delantero Buey, Caminito Soleado, El Carrerito, Colorao Colorao, Pobre Gallo Bataraz, Las milongas de Manzi y Piana Milonga Sentimental y Milonga del 900, merecen también ser destacadas. No pretendo agotar la extensa lista de obras de carácter campero, pero me apenaría olvidar temas tales como Fiesta Criolla, Hasta que ardan los candiles, Contramarca, El Barbijo, El lazo, El Moro, El Pangaré, El zaino Colorao, Idilio Campero. Mentiras.
Estos ejemplos, que no continúo enumerando por no aburrir al lector, creo que son suficientes para ilustrar mi disconformidad con el hecho de no haber encontrado mención alguno acerca Gardel y de varios autores uruguayos de poesías y otros temas gauchescos en los días del patrimonio. Ni siquiera encontré mención alguna en el programa de actos y visitas elaborado para Tacuarembó. Creo que el Museo de Gardel en Valle Edén, desconocido para muchos compatriotas, pero bien relacionado con las raíces camperas de nuestra cultura popular, podría haber merecido cierta atención de las autoridades organizadoras de las actividades desarrolladas durante los días del patrimonio
En otro orden pero en cierto modo relacionado con lo anterior, es que tampoco comprendo por qué la reciente obra acerca de la Música Popular Uruguaya abarca sólo el período de 1960 hasta el presente y soslaya todo lo anterior. La ausencia de lo anterior, que es donde se ubican las menciones referidas más arriba he pensado que pueda deberse a que no se lo considera con el suficiente”compromiso social”. “Compromiso social” o “carga política” que en mi opinión, muchas veces por sí solos, han servido para sobre estimar la calidad de la obra de algunos creadores e intérpretes.
No obstante, el fenómeno Gardel es de carácter artístico pero también es un fenómeno social, en tanto ha influido sin ninguna duda, en la modelación de un tipo humano muy definido en ambas márgenes del Plata. Además de su influencia en este sentido, su obra que abarca cerca de 800 temas de variado género (29 para ser preciso), contiene una gama de argumentos que conforman hechos de la vida del pueblo. Sus angustias, sus alegrías, sus desgracias..... Es difícil no encontrar en la obra de Gardel una canción para cada una de las situaciones que la vida nos pone por delante. El dolor de un ser perdido, la alegría de un amor, la infamia de una traición, la nostalgia,la denuncia de injusticias sociales, la broma, el deseo de venganza....Todos los sentimientos del hombre, buenos y malos, tanto del campo como de la ciudad, , los encontramos inexorablemente desnudados en la obra de El Mago.
¿Podemos pedirle una mayor carga política o un mayor compromiso social?
Creo que algunas de las consideraciones realizadas en esta nota son argumento suficiente como para pensar en refrescar la memoria y hacer justicia con los protagonistas olvidados.
Atte. Mario Azzarini Scoseria
CI 697 118/4